LA IMPORTANCIA DE PENSAR Y ACTUAR COMO LÍDER
Para desarrollarse como
líder, se debe pensar y actuar como tal.
Cuando el líder entiende la importancia
de pensar como tal y actuar de la misma forma, los resultados son extraordinarios. Nehemías fue un notable líder del pueblo
israelita en los tiempos en que los medo-persas eran el imperio que dominaba el
mundo de aquel entonces.
Nehemías tenía la actitud, tenía
capacidades, carácter y relaciones. Era un gran orador, un motivador, gran
organizador y con gran capacidad para resolver problemas; pero sobre todo, era
un hombre que confiaba mucho en Dios. Nehemías a pesar de no tener la autoridad
como mandatario de la región, logro adquirir cartas que le acreditaban por el
rey para realizar labores de reconstrucción importantes que en mucho tiempo
nadie había podido hacer. Nehemías poseía esa actitud de líder que le permitió
la reconstrucción.
Cuando Nehemías fue informado
de la situación de su ciudad pudo elaborar una fotografía del estado de la
ciudad, al pensar de una manera correcta y realista de la situación. Se planteó
el problema de diferentes formas y ver los contratiempos y obstáculos que se podrían
suscitar.
Nehemías analizo el problema
repetidas veces y se planteó todas las soluciones posibles, él pudo vislumbrar
que estaría en un territorio hostil donde la autoridad la ejercían enemigos de
su nación por lo tanto su actitud como líder debería ser ejemplar para lograr
la colaboración de su pueblo en el propósito dado por Dios.
La manera de pensar y actuar de Nehemías le permitió
lograr lo imposible en algo fácilmente posible. El coraje de Nehemías como líder
y su gran determinación fueron parte de esas características importantes que
debe tener todo líder.
El aspecto espiritual del líder
es esencial para desarrollar un pensamiento acorde a su propósito y llamado, una
estrecha relación con Dios le hará tener la actitud necesaria para su trabajo.
En la Biblia podemos ver expresiones de Nehemías
que nos dan una idea de su relación con Dios y su gran confianza en El.
“... concede ahora buen éxito a tu siervo..”
(1:11)
“…el Dios de los cielos, él
nos prosperará”. (2:20)
“... Nuestro Dios peleará por nosotros”. (4:20)
“...Porque el gozo del Señor es nuestra
fuerza” (8:10); y muchas más.
La prueba para cualquier
líder está el logro del objetivo. Lo
que miles y miles de personas del pueblo de Israel no pudieron hacer en casi
120 años, Nehemías lo hizo ¡en tan solo 52 días!.
El poseer una mentalidad de
liderazgo y actuar como tal le permite al líder tener una visión clara y saber
hacia dónde va. El poseer ese tipo de
pensamiento de líder le permite tener determinación en su tarea.
Hay tres características principales que podemos
apreciar claramente en el liderazgo de Nehemías. Pensaba como líder, actuaba
como líder y había desarrollado las capacidades que un líder efectivo requiere.
El buen líder nunca tendrá ausencia
de problemas, pero a diferencia del resto de las personas desarrolla esa
habilidad para colocar cada problema en su justa dimensión, enfrentándolos con determinación.
Lo peor que le puede ocurrir
a una persona, para un buen líder es lo mejor que le puede haber ocurrido a una
persona si le ocurre a él, este puede apreciar que esas cosas no le quitan lo
mejor de sí, pero si le ayudan a sacar lo mejor de sí.
Si una persona piensa insistentemente
«que puede hacer lo que se ha propuesto» este pensamiento va a
generar una emoción de empoderamiento. Esta emoción va a hacer que se actúe de
forma segura ante los retos a los que se enfrente y este comportamiento hará
que se tenga un resultado positivo de la experiencia vivida. Entonces este
resultado vuelve a alimentar el pensamiento sobre creer en sí mismo. Este
pensamiento genera la emoción, que origina el comportamiento que da origen
al resultado repetido una y otra vez crea la ACTITUD.
Observando nuestra actitud general.
Que podemos hacer para
examinar nuestra actitud.
· Observar nuestras reacciones en momentos en los que
las circunstancias sean desfavorables.
·
Detectar y precisar en que pensamos?
·
Observar las emociones que generamos?
·
Qué acciones realizamos?
· Observemos nuestro diálogo interno, esa voz que está
en nuestra cabeza de forma constante y que puede ser nuestro mejor aliado o
nuestro mayor enemigo.
·
Fijarnos en las críticas que hacemos a los demás.
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